La Parroquia de Santiago en las montañas de Belén.

¡Cuántas veces ha sido bombardeada y atacada Belén, a lo largo de la historia! Y cuántas  ha  sido reconstruida.

RECONSTRUIRSE, VOLVER A LEVANTARSE, EMERGER, RENACER, RESUCITAR… Porque el perdón y la misericordia del Señor, llena la Tierra  y su Amor, es el Albañil de Dios, que levanta toda esperanza sobre la Piedra Fundamental,  porque sus materiales de construcción son más duraderos que los avatares de los tiempos – ¡Mis Palabras no pasarán ¡- así, una y otra vez, desde dentro y por fuera, desde las montañas, al valle que la nieve cubrió, La canción del Nacimiento del Hijo de Dios, se va extendiendo y metiéndose por cada poro de la tierra y de la piel de cada ser humano, animal, vegetal, rocoso, aéreo o líquido, pues toda criatura lo verá y hasta la noche pasará su mensaje sin alzar la voz,…aunque…! Alza la voz, vigía, como una trompeta , anuncia, que Jerusalén será reconstruida! PARA QUE CADA TIEMPO, PUEDA SER TESTIGO DE LO ETERNO.

Así, se va haciendo la geografía del AMOR, ASÍ TRABAJAN LOS ALBAÑILES QUE HAN ABANDONADO LA VANIDAD DE SU PERICIA Y han confiado solo  en la BONDAD de DIOS, en la locura por reconstruir desde el principio la relación mutua; a cada paso, a cada pálpito, a cada deseo; dando una esperanza indestructible a cada persona,  a cada pueblo de la tierra, especialmente a los más de-construidos, a los abandonados, a los que se quedan en el mar, a los que tienen que nacer en las periferias de lo importante, de lo valioso… Así podíamos decir  imitando tantos negocios publicitados de hoy:

“INMOBILIARIA BELÉN DE SANTIAGO

LE ENCONTRARÁ UN LUGAR DONDE NACER,

CUALQUIERA QUE SEA EL PAÍS DE MUERTE,

PORQUE TRABAJAMOS SÓLO CON LA PROMESA DE DIOS.

EDIFICAMOS PARA LA VIDA ETERNA”

Y así se entendería mejor el esfuerzo de tantos y tantas que se han convertido en obreros y obreras de la paz, solo porque creyeron en un pobre mensaje que se repite hasta la eternidad y por todo lugar. Intentando no caer en la tentación de convertir las piedras en panes.

Como reza el mensaje del LIBRO DE ISAÍAS, 35, 1-10, que va junto a nuestro “Belén” y lo susurra el agua que mana de las montañas, como un “jordanillo” más:

DIOS VIENE EN PERSONA Y OS SALVARÁ.

Imágenes de Enrique José Torres López y texto de Vicente Ruíz Blanco.