La Pastoral Obrera de toda la Iglesia

 

un faro ante la crisis

DIMENSIONES BÁSICAS DE LA PASTORAL OBRERA

La evangelización del mundo obrero, objetivo central de la Pastoral Obrera, es preocupación, responsabilidad y tarea de toda la Iglesia (EN 14; CLIM 19). Es ella, en cuanto cuerpo visible de la presencia de Cristo entre nosotros, quien recibe de El la misión de «ir por el mundo entero predicando la Buena Noticia a toda la humanidad» (Mc. 15, 15-20). Fiel a la voluntad de su Señor, toda la Iglesia ha de sentirse y ha de mostrarse corresponsablemente unida, también en el testimonio cristiano, en el servicio evangélico a los trabajadores y también a la voluntad transformadora de eses condiciones sociales que tan directamente afectan al mundo obrero.

Por ello es fundamental que en la comunidad creyente exista y se consolide una conciencia común, sinceramente compartida por todos los miembros del Pueblo de Dios, acerca de la necesidad, importancia y dimensiones fundamentales de una Pastoral Obrera verdaderamente eclesial.

  1. La Pastoral Obrera es obra de toda la Iglesia

La evangelización del mundo obrero ha de ser comprendida, asumida y vivida por toda la Iglesia como obra propia. La Iglesia reconoce y apoya la misión específica de comunidades, movimientos y personas, que han recibido este carisma en el seno de la misma Iglesia. La Pastoral Obrera nunca debiera ser considerada como la tarea particular y exclusiva de algunas comunidades, movimientos y personas, que, por su propia cuenta y riesgo, han decidido dedicarse a la misión en el mundo obrero.

Para ello, será necesario cultivar y fortalecer, en todos los miembros de la comunidad eclesial, -Obispos, Presbíteros, Religiosas/religiosos y seglares- la convicción y el sentimiento de que es la Iglesia quien envía a evangelizar en el mundo obrero y quien, por ello, se compromete a acompañar, sostener y animar a quienes realizan ahí esta misión. Para avanzar en esta dirección ofrecemos las siguientes líneas de acción:

  1. La Pastoral Obrera debe ser comprendida y vivida como obra de toda Iglesia Diocesana.
  2. Se debe cuidar y fortalecer la conexión y relación entre la Pastoral General, ., y la Pastoral Obrera. .
  3. La Pastoral General, además, deberá contribuir positivamente a hacer posible y facilitar la existencia de la Pastoral que la Iglesia necesita para la evangelización del mundo obrero. Ello implica:
  • Favorecer y cuidar la formación de la conciencia social y política de todos los cristianos.
  • Crear los cauces y medios necesarios para que todos los cristianos conozcan la Doctrina Social de la Iglesia.
  • Despertar su conciencia obrera y a cultivarla en coherencia con su fe cristiana.
  • Será necesario poner los medios para que toda la comunidad cristiana conozca la situación del mundo obrero..
  • Más en concreto, dar a conocer los movimientos y grupos que se dedican a la evangelización del mundo obrero.
  • Por último será necesario cultivar y potenciar las relaciones entre la Iglesia y el Mundo Obrero, analizando con sinceridad y libertad profética, en actitud de conversión la situación real y al mismo tiempo que se profundiza en sus causas. .
  1. La Pastoral Obrera «especialmente necesaria» en la actividad pastoral de la Iglesia

«Uno de los contenidos más importantes de la Nueva Evangelización está constituido por el anuncio del «Evangelio del Trabajo» que he presentado en mi encíclica Laborem Exercens, y que, en las condiciones actuales, se ha vuelto especialmente necesario. Ello supone una intensa y dinámica pastoral de los trabajadores, tan necesaria hoy, como en el pasado, respecto del cual, bajo algunos aspectos, se ha vuelto todavía más difícil. La Iglesia tiene que buscar siempre nuevas formas y nuevos métodos, sin ceder al desaliento». (Alocución de Juan Pablo II, 15 de Enero, 1993).

Cuando la comunidad eclesial reflexiona desde su fe cristiana sobre el significado que el trabajo tiene en la vida personal, familiar y social dentro de nuestra sociedad, encuentra motivaciones, múltiples y profundas, para dar a la evangelización del mundo obrero un lugar preferente en su actividad pastoral (Cf. Alocución Juan Pablo II, 18-11-1983, nº 22). He aquí algunas de estas motivaciones:

— Aceptando que no es justo identificar el mundo obrero con los pobres, también es justo reconocer que una parte muy amplia del mundo de los pobres, destinatarios preferentes de la evangelización, pertenece al mundo del trabajo, ya que existe una conexión objetiva muy estrecha entre la situación laboral y el mundo de la pobreza, la emigración, la marginación.

— En la organización del trabajo, en su realización y en las relaciones sociales que de la misma se derivan la dignidad de la persona humana, punto central de la fe cristiana y de la doctrina social de la Iglesia, es negada objetivamente y sus derechos no son reconocidos y respetados en múltiples situaciones y ocasiones (SRS 33).

— En nuestra sociedad, el trabajo juega un papel fundamental y decisivo en la vida personal, familiar y social. Cuando el trabajo y sus condiciones se ven profundamente deteriorados, como ocurre en estos momentos, toda la vida personal, familiar y social se ve afectada negativamente. En cambio, cuando el trabajo es realizador y gratificante, toda la existencia se humaniza. Juan Pablo II nos lo ha dicho con claridad: « el trabajo… ocupa el centro mismo de la cuestión social» y «es una clave, quizás la clave esencial, de toda la cuestión social» (GS 38. LE 3). Por eso el trabajo y la situación de los trabajadores ocupa un lugar central en la doctrina social de la Iglesia y la Pastoral de la Iglesia debe tener como perspectiva preferente la situación del mundo obrero.

— Finalmente los trabajadores son mayoría en nuestra sociedad y en la Iglesia. Sería una contradicción grande que la actividad pastoral dirigida a ellos no ocupara un lugar preferente en la actividad pastoral de la Iglesia.

La comunidad eclesial, por tanto, debe poner los medios para que todos sus miembros descubran estas motivaciones. En la medida en que ellas calen en la conciencia comunitaria, en esa medida impulsarán a la comunidad eclesial a plantearse la Pastoral Obrera como tarea preferente de su servicio evangelizador.

  1. La Pastoral Obrera, una pastoral específica

El mundo obrero, a pesar de su realidad compleja y en permanente transformación, tiene su propia historia y su cultura, su situación social y los problemas que ella genera, sus organizaciones y sus militantes, su manera de situarse ante la Iglesia y su modo de relacionarse con ella (Cf. SRS 9 y LE 8 y 13).

La Pastoral Obrera, sin ser una pastoral de especialistas, deberá ser sensible a las características peculiares del mundo obrero y deberá tenerlas muy presentes a la hora de plantear su evangelización, como deberá formar a los que han de llevarla a cabo, deberá elegir para ello la metodología adecuada y por último tendrá que seleccionar las tareas y actividades pastorales. Así pues, la Pastoral Obrera tendrá en cuenta:

  • La dimensión misionera en la evangelización del mundo obrero y el anuncio gozoso de la Buena Nueva del Señor en este mundo.
  • La encarnación del mundo obrero: su cultura, problemas, aspiraciones, luchas…
  • La formación de militantes obreros cristianos, para que estos descubran a Cristo en la Iglesia, su propia dignidad de trabajadores y la necesidad de la transformación de la sociedad.
  • La mayor cercanía entre la Iglesia y el mundo obrero, para que Ella nazca y crezca en ese mundo, y para que este se haga presente en la Iglesia.
  • La respuesta desde la fe y los criterios evangélicos a los problemas y la denuncia de las situaciones por las que pasan los trabajadores.

1.- Presentación del documento y aclaraciones

 

2.-En nuestra Iglesia, Se le da suficiente relevancia a la evangelización del mundo obrero? Presenta un hecho concreto.

 

3.-¿Qué líneas de trabajo debemos marcarnos en el eppo para que la dimensión del trabajo esté presente en la vida parroquial?

 

4.-¿qué acciones concretas podemos ir poniendo en marcha?