Pastoral Universitaria

Reunión 05/Mayo/2014

El lunes pasado en la pastoral seguimos viendo cada una de las partes del Credo, esta vez tocaba “La comunión de los santos” y “El perdón de los pecados”. Como siempre, Don Manuel nos propuso las dos preguntas siguientes:

1-      ¿Cuál es el principal santo de tu devoción?

2-      ¿Te han perdonado alguna vez?

Estuvimos comentando los santos a los que más devoción tenía cada uno y propusimos que sería bueno leer la vida de los santos para tomar ejemplo de ellos. Se preguntó si nos gustaría conocer a alguien concreto cuando vayamos al cielo,  ya que no estaría mal tener “amigos” en el cielo. Destacamos que María es fundamental en la comunión de los santos y tenemos que fijarnos de ella para aprender a sonreír, puesto que una sonrisa sincera es la expresión externa de lo más hondo del alma.

En una segunda parte, estuvimos hablando sobre “El perdón de los pecados”. La primera reflexión es ver qué es el pecado. ¿Creemos en la existencia del pecado? ¿Si Dios no existiera, existiría el pecado? La respuesta a estas preguntas es que sí que existe el pecado (aparece en Gn 3, en la 1º carta de San Juan 8-10). Si Dios no existiera, quizá no existiría el pecado. El pecado es no cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida. El pecado depende de la intención (de la voluntad), si lo si hacemos sin libertad no es pecado. Si nos vemos restringidos a realizar un pecado, siempre tenemos que elegir el que menos mal haga. ¿Depende de la conciencia? El pecado sea consciente o no, al ser un mal objetivo, es pecado, por tanto hay que educar la conciencia.

Hay distintos niveles de pecado: por ejemplo, no sería lo mismo masturbarse que acostarse con alguien, obviamente, masturbarse es menos grave, aunque ambas cosas no dejan de ser pecado; otro ejemplo sería pegar a alguien, que es distinto que matar a alguien, pero otra vez, ambas cosas son pecado. El pecado es todo aquello que no te realiza como persona. El pecado es ir en contra del amor, romper la comunión con tus hermanos y con Dios. Por tanto, como Dios existe y la libertad también, existe el pecado. Somos responsables y libres.

¿Es posible el perdón? El perdón es amar a la persona por encima de la ofensa. El perdón es hacer un esfuerzo de amor y, reconociendo el mal que se ha hecho, no justificarlo, y restablecer la relación con la persona. El perdón de Dios siempre precede al arrepentimiento, Dios te perdona y luego te arrepientes. En el caso de las personas, en ciertos casos no es así. El perdón de Dios sana. ¿Hay que perdonarlo todo? Como dijo Jesús a San Pedro: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.”

¿Y la Iglesia puede perdonar? ¿Y nosotros podemos perdonar a los demás? Lo veremos la semana que viene.

Como recomendación leer estos evangelios que tratan también sobre el perdón:

Mc 2: http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PV4.HTM

Mt 1, 21: http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PUB.HTM

1º Cor, 2-3: http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PYE.HTM