Creciendo la familia, crece la humanidad.

Dos matrimonios de los Equipos de Nuestra Señora de la parroquia nos cuentan su experiencia en este movimiento de espiritualidad conyugal. También nos hablan de la misión de la Pastoral Familiar que incluye, entre otras labores, la Pastoral de Bautismo y la Escuela de Padres. Por último, un pequeño recorrido por la bendición de embarazadas, la Festividad de la Sagrada Familia y el Sínodo de Obispos sobre la Familia.

Hace un año y medio nacieron en nuestra parroquia dos Equipos de Nuestra Señora –ya son diez en total en Ciudad Real capital- y de ellos forman parte dos matrimonios que sorprenden por su capacidad de acogida y por sus ganas de hablar del Señor, de la Iglesia y, sobre todo, de la familia. Tras hora y media de entrevista, una conclusión clara: son cristianos felices.

Pero empecemos desde el principio. A Julián y Gloria les “presentaron el movimiento” y decidieron dar el paso. “Se empieza con un pilotaje”, una formación en la que te explican en qué consisten los Equipos de Nuestra Señora, “cómo se vive la espiritualidad conyugal” y, así, hasta llegar al “compromiso” de “pertenencia al movimiento” que tuvo lugar el pasado 3 de octubre. Un compromiso que también alcanzaron Juan Ángel y Mari Mar, que se enteraron de la existencia de estos equipos a través del “aviso” que dio uno de los párrocos.

En uno de los equipos de la parroquia de Santiago Apóstol hay cuatro matrimonios y en el otro cinco y cada uno de los equipos tiene un consiliario –un sacerdote-. Las reuniones mensuales se dividen en cuatro partes: la puesta en común; la oración; los puntos de esfuerzo y un tema de estudio que sirve “para reforzar la formación, conocer el movimiento, todo lo relacionado con el Padre Caffarel, que es el fundador” de los Equipos de Nuestra Señora, explica Julián. Además de la mensual, hay otro tipo de reunión que se llama de amistad.

Según comentaba Gloria, de cara a los siguientes matrimonios que quieran conocer los equipos, las reuniones de “pilotaje” servirán para “formarse como matrimonio, ayudarse mutuamente” y, durante diez reuniones, se les enseñará “toda la estructura del movimiento, lo que significa pertenecer a él” y los puntos que explicábamos anteriormente de puesta en común; oración; puntos de esfuerzo, que tiene que ver con la ayuda mutua y en la comunidad, y el tema de estudio para “ir caminando como esposos cristianos”.

Para Juan Ángel y Mari Mar ha sido todo un descubrimiento porque, aunque él reconoce que al principio no les “terminaba de llenar” porque lo veían “muy lejano” a su preparación y a su manera de vivir la fe, ahora que conocen más el movimiento están “encantados”.

Juan Ángel explica que en los equipos han encontrado ese apoyo para “poder hablar” y, sobre todo, “tener a gente que te entiende, que ha pasado por ello y que te puede dar ayuda y respuesta a esos interrogantes que algunas veces la vida te presenta en esto”. “Además, hemos experimentado más felicidad personal. Somos más felices, discutimos menos, nos queremos más y, a lo mejor, le damos menos importancia a cosas que antes eran determinantes y ahora pasan desapercibidas y a cosas más profundas, más bonitas, en definitiva, destacan más en nuestra relación. Nos han ayudado muchísimo en la oración,el hecho de compartir la oración conyugal y poder rezar de una manera conjunta, una cosa que era impensable hace un tiempo”. Aunque la oración familiar no la pueden desarrollar como les gustaría, porque “los hijos aún no nos acompañan en esto”, siguen intentándolo y, además, “es importante que ellos vean cómo somos y con quién nos relacionamos y qué es lo que hacemos, porque es también muy bonito, por ejemplo, el abrir las casas, de una manera transparente, pues vienen a tu casa igual que puedan venir tus padres o tus hermanos”.

El Padre Caffarel, Fundador de los Equipos de Nuestra Señora

La espiritualidad conyugal de los Equipos de Nuestra Señora es Cristocéntrica –como toda la Iglesia- pero, como apunta Gloria, “pone a la Virgen un poco como motor de la vida en el hogar, del seguimiento de Jesucristo”. Nació en Francia, del Padre Caffarel, “que empezó a dirigir matrimonios y a hablar con ellos y se dio cuenta de que los matrimonios solos no podían estar, que se necesitaban unos a otros, no solo un sacerdote para comentarle qué les pasaba y qué dificultades tenían, sino que necesitaban a otros matrimonios en los que mirarse para ver las fases por las que se pasa, los momentos que pueden llegar, un poco esa ayuda mutua que intentamos vivir”. Aunque hay más movimientos de espiritualidad conyugal, este cuida “especialmente” la de los esposos.

“Quizás es lo que más nos ha ayudado –decía Julián- el construir la unidad y construirnos en Cristo, el construirnos como comunidad y el necesitar esa comunidad, el darse cuenta de que no caminamos solos que, quizá, muchas veces estamos enfocados en individualismos y, aquí, es justo darnos cuenta de la necesidad del otro y también apoyarnos unos en otros para ir caminando”.

Un camino que les ha unido más en la adversidad porque, como explicaba Julián, en su equipo “ha sido de cierta dureza en algunos momentos por algunas pérdidas”, por alguna situación “un poco más delicada de familia y te transforma el rezar todos juntos, el estar muy unidos para todo lo que va surgiendo y, en ese sentido, el Señor ha ido haciendo un camino con nosotros. Pero, sobre todo, el caer en la cuenta de nuestra necesidad de conversión y de conversión también mutua, para eso, para volvernos al Señor y para, juntos, caminar en comunidad”.

Precisamente Juan Ángel apuntaba que, para su mujer y para él, “los equipos también han sido determinantes en la participación en la parroquia, nos han dado pie a querer más y decir, pues mira, podemos ayudar o podemos participar cada uno en lo que le pide el Señor y, sobre todo, al ritmo que cada uno quiera marcar porque no todos vamos al mismo ritmo dentro del equipo”.

“Quiero amar al Dios que amaban mis padres”

Los retiros también forman parte de este movimiento. Mari Mar contaba que “uno de los puntos de un retiro espiritual” que hicieron era: “Quiero amar al Dios que amaban mis padres”, es decir, cómo lo habían vivido en su casa, desde pequeños. “Recuerdo a mi madre siempre por la noche con las oraciones, como la del Jesusito de mi vida… yo amo al Dios de mis padres, que es lo que me han enseñado” y, por eso, Mari Mar cree que es importante que los hijos vean esto en sus padres.

Pastoral de Bautismo

Los padres, que han solicitado previamente el Bautismo en la parroquia, reciben la visita de un matrimonio para prepararles para el gran día.

Julián y Gloria han visitado y acompañado a padres y aseguran que “es un momento de muchísima gracia”. Tratan de “hacerles ver el gusto y la buena noticia que les ha llegado en ese momento por el sacramento que van a recibir y que ellos son partícipes en primera persona, Dios quiere hacerse presente en su casa” y en la parroquia, dice Julián, “nos alegramos enormemente porque la familia crece”.

Pero lo más bonito es que, en ese “ir acompañando”, alguna madre también se ha bautizado e, incluso, varios miembros de la familia. Si, por ejemplo, los padres que solicitan el bautismo del niño aún no están casados se les anima a que “cuiden su sacramento”. “Les invitamos a que hagan una preparación con la Diócesis en el cursillo de novios y a que luego, si se casan en la parroquia o lo necesitan, les acompañamos en el itinerario de novios”, recuerda Gloria.

Después de la visita, los padres acuden a una charla de preparación en la parroquia –el sábado previo al bautizo- y en esa reunión “también se aprovecha un pequeño testimonio de un matrimonio, de una familia que, en muchas ocasiones, también viene a reforzar ese compromiso”, apunta Julián.

Escuela de Padres

Y está en marcha la Escuela de Padres, de hecho, algunos ya se han interesado. La idea es que, los sábados de doce a una del mediodía, “que es cuando el mayor número de padres suelen traer a los niños a la catequesis, a la vez que se trae al niño a catequesis, los papás se quedan y también aprenden a formarse y a caminar en la fe porque, si no, ¿cómo vas a ayudar a que el niño camine?”, decía Gloria, que añadía que, cuando el grupo sea mayor, “intentaremos dividirlo por edades”. No se trata de formar un grupo de expertos “sino que sea un caminar juntos”.

Bendición de embarazadas

Un momento que también se vive con mucho cariño en la parroquia es la bendición de embarazadas. “Todos los que conozcamos a mujeres embarazadas, que se vengan a la bendición los 25 de marzo –Fiesta de la Anunciación-, si Dios quiere, y este curso empezamos el 18 de diciembre porque es la octava de Navidad y es el día de Nuestra Señora de la Esperanza”, comenta Gloria, que incide en que “la bendición de embarazadas es un sacramental pero es un signo, es la presencia de Dios en medio de la comunidad”.

Festividad de la Sagrada Familia

Este año la Fiesta de la Sagrada Familia será el 27 de diciembre –siempre se celebra el domingo entre Navidad y Año Nuevo-, una festividad que “también cuida la parroquia”. Julián recuerda que ese día “se da especial atención a los matrimonios que cumplen 25 y 50 años pero, cada vez, tienen más protagonismo todos aquellos matrimonios que se han celebrado durante el año”.

Sínodo de Obispos sobre la Familia

En cuanto al Sínodo de Obispos sobre la Familia, que se celebra del 4 al 25 de octubre en Roma, y ante los retos pastorales que se están planteando dentro de la nueva evangelización, Gloria considera que es fundamental “acompañar al matrimonio y a la familia en cada una de las etapas que nos toca vivir. Creemos, cada vez más, que es el único reto, lo que pasa que eso hay que concretarlo y, no solo en el Sínodo Extraordinario del año pasado sino en lo que va siendo este, pues, aunque no falto de dificultad, porque somos una familia muy grande la Iglesia, y estamos tentados de pensar que hay caminos fáciles, le tenemos que pedir al Señor que unamos misericordia y verdad. Misericordia pastoral y Verdad con mayúsculas”. “Estamos llamados a iluminar a otros, todos juntos como Iglesia, pero en una fidelidad a lo que el Señor nos ha dado porque no podemos inventar nada”.

“Lo que se saca, mayoritariamente, –dice Julián- es el refuerzo de la familia, el papel principal de la familia, el papel de la sociedad y, de hecho, que es una escuela para todos, una escuela de humanidad y, creciendo la familia, crece la humanidad y protegemos la humanidad”.

Virginia R.L.