Camino a la farándula.

A veces decimos que hay casas que nunca duermen, y sí, hay también quien nunca duerme (y quien no tiene casa), pero lo hace para discurrir pensando en quedar como que ha hecho algo sin hacer nada y de paso, atropellar, molestar, insultar, profanar…y si pudiesen, serían capaces de hundir el mundo porque no gira en la dirección que ellos quisieran.

Les sucede lo que al perro que ladra a la luna si sale y también porque no sale.

No tienen ni ideas propias ni personales, andan siempre buscando a ver qué es lo que destrozan, a cada instante.

Ahora le ha tocado la china a la Virgen de los Desamparados y a la de Montserrat.

A bombo y platillo arman ruido en las calles y fuera de ellas, sin capacidad para elaborar un cartel único y original, algo nuevo…¡nada! Solo atropellando y profanando, arrojando sobre lo limpio sus ideas ruines, zafias y groseras, su arrogancia.

Esto sería no tener ni hombría ni mujerío, ni ná de ná, que diría un castizo.

Esto es, y está claro que algunos no saben caminar su vida si no es destruyendo todo lo que hallan a su paso y atentando contra todo y contra todos. Se pasan la vida de vacío en vacío, hablando de respeto, de libertad y vuelta a lo mismo, y sin embargo son incapaces de demostrar que son respetuosas con las de otros.

Confundidos por dentro y por fuera, muchos hombres y mujeres, andamos por las calles y no presumimos de nada, ni nos disfrazamos para expresar ideas contra los demás. Basta ver que muchas veces se presume de lo que no se es, se enmascara para alardear de las propias incapacidades ocultas.

Muchos desfilan como si fuera un carnaval de dictadores amargados y ambiciosos. Protestan con apariencia de familiaridad, por aquí y por allá, pretendiendo que una sociedad organizada durante siglos, con sus normas y valores tuviera que someterse a las innovaciones de unos cuantos aburridos y con afán destructor más que por el natural mejoramiento de las instituciones. Y lo peor es que no están solos, siempre hay quien les sigue. Pero van por la vida tratando de luchar contra el origen, el principio y el fin.

Pediremos a Dios que les ilumine, porque sus caminos son oscuros como noche de invierno;  también a la Virgen, que los perdone, porque no deben saber que precisamente la de los Desamparados se inclina adelante para mirar a aquellos que la sociedad no atendía y que eran recogidos, de las calles de Valencia, abandonados, casi siempre dementes, en el primer hospital psiquiátrico que se fundó en el mundo, en esa ciudad de Valencia, en el siglo XV.

Mari Luz.