Manuel Pérez Tendero: “Que, de verdad, la Palabra de Dios sea el alma de nuestro Cristianismo”

El Libro de los Salmos es el “más importante” del Antiguo Testamento. Jesús rezó con ellos. En esta entrevista con el sacerdote de nuestra parroquia, Manuel Pérez Tendero, profundizamos en las raíces del Salterio. De dónde vienen, qué tienen que decirnos hoy y hacia dónde nos llevan los salmos son algunas de las cuestiones que tratamos a continuación. Y si te quedas con ganas de más, te invitamos a clase de Biblia. Nos reunimos los viernes, cada quince días, en la parroquia de Santiago de Ciudad Real.

Cada vez que abrimos la puerta de la clase de Biblia nos ponemos a la escucha de la Palabra. Nuestra materia durante este curso y el anterior, los salmos. Dirigiendo el grupo, Manuel Pérez Tendero, que nos da claves para entenderlos un poco mejor y, sobre todo, para que recemos con ellos.

En esta entrevista nos adentramos con don Manuel en la profundidad de los salmos, no solo en su estructura, contenido y contexto histórico, sino también en esa oración que trasciende, que llega hasta nuestros días y que tiene algo que decirnos.

Atendiendo al contexto histórico, algunos salmos podrían proceder del reinado de David pero “vienen de épocas muy diversas”, ya que, según Pérez Tendero, “una cosa son los salmos individualmente considerados y otra es el libro del Salterio en su conjunto”. “Se rezaban comunitariamente, personalmente, pero luego alguien, seguramente después del exilio, muy tardíamente, recopiló estos salmos e hizo un libro de meditaciones, como hacemos ahora, con 150 salmos”.

Los salmos individuales eran “o para rezarlos personalmente o para rezarlos en público; las pequeñas colecciones, seguramente, eran para rezarlos todos públicamente y la colección final es para la meditación personal”. “Esos tres momentos” corresponderían a un periodo de casi mil años.

“Como los libros históricos hablan de David en la Corte de Saúl antes de ser rey, que tocaba el arpa y cantaba, se han unido los salmos a David. Quizá, David compuso algún salmo, pocos. Quizá, mejor que David, sus escribas, sus cortesanos escriban algún salmo pero luego se puso a David como símbolo de salmista”, aclara Manuel Pérez Tendero. En este sentido, “se busca para los salmos alguna circunstancia en la vida de David a la que se pueda aplicar el salmo”, como es el caso del Salmo 51 (Miserere), en el que se señala en el título del mismo: «…De David. Cuando el profeta Natán vino a él después de su pecado con Betsabé». Esto no nos dice el origen del salmo sino “la historia de la interpretación del salmo, cómo los judíos posteriores intentaron buscar aplicaciones a David en distintos salmos”.

El Salterio, dividido en cinco libros que imitan la división del Pentateuco

El Salterio –compuesto por 150 salmos- está dividido en cinco libros que imitan de alguna forma la división del Pentateuco.

Al preguntarle si se podría decir que la misión del rey David está íntimamente relacionada con la misión del profeta, legislador y libertador de Israel, Moisés; Manuel Pérez Tendero considera que “las dos principales figuras del Antiguo Testamento son Moisés y David. No solamente las dos principales figuras, sino que representan los dos tradiciones muy distintas que luego confluyeron pero, originalmente, muy distintas”.

Mientras Moisés representa la Ley, la tradición profética, el Éxodo, las tribus… David representa Jerusalén, la ciudad, el rey, es decir, “dos realidades muy distintas, de hecho, en un principio, contrapuestas”.

La tradición “más original de Israel, más tribal” –la de Moisés-, choca con una tradición “más cananea” que es la monarquía, la ciudad, el templo –la de David-. “Ciudad, templo, monarquía, son una institucionalización que al Dios del pueblo, al Dios de Moisés no le gusta mucho”.

Hay una relación histórica de dos tradiciones que, finalmente, confluyen “simbólicamente”. “David trasladó el arca de la alianza, que es el símbolo de Moisés, del Éxodo, de las tribus, a su ciudad y le construyó una casa, un templo. Ahí se unen ambas cosas. El Éxodo, el arca, y la monarquía”.

Son dos tradiciones distintas, “una representada en los cinco libros de la Ley y otra representada en los cinco libros de los salmos”.

Pero la cuestión histórica “no tiene mucho que ver con la cuestión literaria y actual”. “David es puesto simbólicamente, muy posteriormente, como signo de los cantores de Israel, igual que Moisés, esto es más antiguo, como signo de la Torá e igual que Salomón, más moderno, como signo de lo sapiencial”. “Quien editó el Salterio sí que quiso imitar la Torá para poner una especie de correspondiente orante a los cinco libros de David”.

Algunos salmos reflejan la forma en que Dios trata con su pueblo y lo salva

“Hay algunos salmos históricos que recuerdan el pasado de un pueblo, diríamos que el israelita reza y suplica a Dios siempre recordando la alianza”. “Hay una frase del Salmo 5 que dice: yo, por lo mucho que nos amas, me atrevo a entrar en tu Templo santo”, es decir, “porque tú amas a tu pueblo, del que yo formo parte, entro a rezar. Entonces, sin Moisés y el Éxodo, no se podrían entender los salmos, no existirían los salmos. Siempre reza aquel que invoca al Dios del Éxodo. Igual que nos ayudaste en el pasado y nos elegiste, por eso, te pido ayuda en el presente”.

Los salmos nacieron en el alma de un poeta

Los salmos son “oración y poesía”, “lo mejor de la poesía humana al servicio de la Palabra de Dios”. “Por eso, –apunta Manuel Pérez Tendero- entender un salmo es entenderlo poéticamente, es decir, los salmistas son poetas sonantes, son personas que nos prestan su palabra para que podamos rezar”.

Los salmos nos ayudan a “ver nuestra miseria con esperanza”

El pecado del ser humano y la misericordia de Dios están muy presentes en este libro de La Biblia. Ante la pregunta de si los salmos hacen a quienes los rezan más conscientes de sus pecados y faltas, Pérez Tendero contesta que los salmos –el libro “más importante” del Antiguo Testamento- “nos ayudan a una religiosidad interiorizada, a una toma de conciencia de la persona por dentro […], nos ayudan más a ser nosotros mismos, a vernos más por dentro. Y uno de los aspectos más importantes de vernos es también ver nuestra miseria con esperanza, es decir, ser humildes, buscar la verdad interior”.

Los salmos nos ayudan “a comprendernos, a interrogarnos más”. “Una persona que reza los salmos también tiene más interrogantes, no es que tenga más respuestas, sino que tiene más perspectivas, más hondura, más horizontes y uno de los horizontes que tiene uno es saberse pecador. Los salmos son oraciones, entonces, cuando uno reza se siente siempre en manos de un Dios amor y poderoso y, por tanto, nos hace ver pequeños pero con esperanza”.

“La búsqueda de justicia es uno de los temas principales de los salmos”

En la mayoría de los salmos suele estar presente un triángulo de personajes: El salmista, los enemigos y Dios. ¿Es la Justicia el tema central del Libro de los Salmos?

Según Manuel Pérez Tendero, estos tres personajes suelen estar, sobre todo, “en la mayoría de los salmos que son súplicas, que son un tercio del Salterio” y uno de los temas fundamentales en esas súplicas es “la justicia no realizada, la injusticia, cómo se siente tratado el salmista y, por eso, reza. Entonces, yo diría que sí, que la injusticia es uno de los motivos principales de los salmos y, por tanto, la búsqueda de justicia es uno de los temas principales de los salmos. Es decir, la búsqueda de Dios justo, de Dios juez”.

Los salmos ayudan a desenmascarar falsos ídolos

Un ejemplo. El Salmo 115, versículos 4 y siguientes, dice: “Plata y oro son sus ídolos, obra de la mano del hombre. Tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven, tienen orejas y no oyen…”. ¿Los salmos ayudan a desenmascarar falsos ídolos?

“Claro, –dice Pérez Tendero- lo que decíamos antes de que los salmos nos abren perspectivas nuevas. Nos abren, también, al verdadero Dios que es misterio y, por tanto, cuando el verdadero Dios aparece lo que era falso se trasluce, se queda claro”.

“El salmista ve a Dios en todo”

Los salmos están repletos de simbolismo. Algunos símbolos tienen que ver con la creación, de hecho, la naturaleza, el entorno, ayuda a rezar al salmista.

“El salmista ve a Dios en todo, en la creación y en la historia; en las personas y en las cosas; en lo bueno y en lo malo. El salmista también es capaz de preguntarse sobre lo que entiende y lo que no entiende, es como el poeta”.

“La creación es uno de los lugares más bellos, el lugar de Dios, es la casa y, por tanto, es uno de los lugares principales, la materia prima, la cantera para los símbolos del Salterio”. Pero también la historia, “por ejemplo, hay muchos símbolos militares; mucho símbolo del ámbito social; del ámbito humano…”.

“La oración a Dios reviste muchas formas”

Según el género literario, hay salmos de confianza, de súplica, históricos, litúrgicos, proféticos, sapienciales, reales, de alabanza… precisamente, al conjunto de los salmos también se le conoce como ‘Las Alabanzas’. De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica –en el punto 2586- señala que “esta oración es indisociablemente individual y comunitaria”. ¿Por qué son tan importantes los salmos en la liturgia y en la oración de la Iglesia?

“Aunque se le llama así, la mayoría de los salmos no son alabanzas, son súplicas, pero bueno, uno de los géneros literarios son alabanzas”. Estos distintos géneros literarios, según Manuel Pérez Tendero, denotan que “la oración a Dios reviste muchas formas. Cuando uno está pasándolo mal: súplica; cuando uno ha visto que en su vida Dios actúa y cambia: acción de gracias; cuando uno se admira por el misterio de las cosas: alabanza, himnos; cuando uno medita en su interior a la sombra de la bondad de Dios: un salmo sapiencial… entonces, la religiosidad, la religión, llega a todas las dimensiones de la vida y, por eso, hay muchos géneros literarios en los salmos. Por eso, es muy importante para la Iglesia los salmos, porque tienen que acompañar lo cotidiano de nuestra vida, estemos como estemos”.

Los salmos son fuente de “anhelo de vida eterna” pero en los salmos “no aparece de forma explícita la fe en la vida eterna”

Los salmos vienen del pasado, tienen un mensaje para el presente y también sirven para el futuro pero, ante la cuestión de si son los salmos fuente de vida eterna, Manuel Pérez Tendero aclara que “en los salmos no aparece de forma explícita la fe en la vida eterna, la fe en la Resurrección no aparece. En el Antiguo Testamento solamente tres libros hablan de esto explícitamente, que son: Sabiduría, Daniel y el segundo libro de los Macabeos. En los demás libros, incluidos los salmos, no aparece explicitada la fe en la Resurrección. Dicho esto, muchos salmos sí que esperan gozar la dicha del Señor y Dios es eterno”.

“La oración, como es trascender, también de alguna forma, esta vida se le queda pequeña a la oración, esta vida se le queda pequeña al amor de Dios. Por tanto, los salmos, y rezar con los salmos, son fuente, yo creo, de anhelo de vida eterna porque son fuente de anhelo de Dios […], porque es la capacidad de trascender; la capacidad de ir más allá de lo evidente; la capacidad de soñar más allá de lo que mis ojos ven, por tanto, los salmos creo que son una educación para desear la vida eterna, para desear ese estar siempre con Dios que luego vendrá Jesucristo a colmar, a cumplir”.

Relación entre los salmos y Jesucristo – Nuevo Testamento

En cuanto a la relación entre los salmos y el Nuevo Testamento, “hay que tener en cuenta que Jesús es judío y, por tanto, Jesús rezó con los salmos. Por ejemplo, las últimas palabras de Jesús en la cruz, según Marcos y Mateo, fueron el Salmo 22: Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado; o, según San Lucas, fueron el Salmo 31: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. Jesús rezó con los salmos, por tanto, los salmos ayudaron a Jesús a entender su propia relación con el Padre, a Jesús hombre le ayudaron los salmos y, de hecho, podemos hacer un recorrido de la vida de Jesús desde los salmos”.

“Después –señala Manuel Pérez Tendero- los cristianos, desde que Jesús ha muerto y resucitado, entendemos que Jesús es la Palabra de Dios y, por tanto, para los cristianos, no solamente Jesús rezó con los salmos, sino que los salmos hablan de Jesús. […] Algunos salmos no son tanto que Dios habla conmigo y yo hablo con Dios, sino que Jesús y el Padre hablan”. “Por tanto, los salmos, no solamente Jesús rezó con ellos, sino que los salmos hablan de Jesús y Jesús habla en los salmos. Por eso, para un cristiano toda interpretación correcta de los salmos pasa siempre por Jesús. ¿Por qué? Porque es la Palabra de Dios. Jesús es el resumen en carne y hueso de la Historia de la Salvación; Jesús es el resumen en carne y hueso de lo que Dios tiene que decirnos”.

“Para el cristiano, toda La Biblia converge en Jesús y solamente desde Jesús se entiende La Biblia y, por tanto, también los salmos. Hay algunas cosas en los salmos un poquito, entre comillas, “pasajeras”, un poquito duras, un poquito difíciles que solamente con Jesús pueden ser purificadas y comprendidas. Entonces, los salmos son la oración que Jesús hace con nosotros para dirigirla al Padre”.

“Me da la impresión de que en la Iglesia Católica hay un déficit de Biblia”

Cada quince días –un viernes cada dos- tenemos reunión del grupo de Biblia en la parroquia para analizar y conocer mejor los salmos pero, sobre todo, para rezar con ellos. Don Manuel, que dirige el grupo y da una serie de claves sobre los mismos, explica que llevan varios años con esta iniciativa. Antes era con distintos libros de La Biblia y el curso anterior y éste con los salmos.

“Me da la impresión de que en la Iglesia Católica hay un déficit de Biblia –dice Manuel Pérez Tendero- en esto los protestantes, por desgracia para nosotros, nos llevan la delantera. Desde el Concilio Vaticano II, y acabamos de cumplir 50 años, la Iglesia ha insistido en que, no solamente no está prohibido leer La Biblia, sino que es un principio fundamental de espiritualidad católica, por tanto, ya hace 50 años que la Iglesia nos dijo: leed La Biblia”. De hecho, “se está recuperando la lectura comunitaria de la Palabra de Dios pero, aunque todavía hay déficit en eso, hay un déficit mayor en la lectura personal, yo creo, de la Palabra de Dios. Falta mucho, creo, en Catequesis, una lectura de La Biblia directa y, por eso, se trata de ayudar a las personas de la parroquia, quien quiera venir, claro, ayudar a un contacto directo con La Biblia”.

“¿La oración qué es? Yo le hablo a Dios y Dios me habla a mí pero, ¿cómo me habla Dios a mí? Con su Palabra. ¿Qué es escuchar a Dios? Abrir La Biblia y leerla como Palabra dirigida desde Dios hacia mí, de Dios a mí. Entonces, el mejor libro para eso dentro de La Biblia son los salmos porque son oraciones, son de oraciones explícitas”.

Lo que hacemos los viernes que nos reunimos, explica Manuel Pérez Tendero, “es una introducción a la lectura de los salmos. Lo que pretendemos no es que la gente sepa cosas sobre los salmos, sino que los que venimos recemos con los salmos. De lo que se trata no es saber cosas de los salmos sin tener que leerlos, todo lo contrario, introducción a la lectura orante de los salmos y damos algunas claves que luego ayudan a la persona a rezar con el salmo, eso es lo que intentamos. Para que, de verdad, la Palabra de Dios sea el alma de nuestro Cristianismo y yo creo que todo cambiaría bastante, seríamos personas más profundas, también humanamente, no solo en fe, seríamos más eclesiales, más misioneros, tendríamos más capacidad de ayudar a los demás, de entender los misterios de nuestra vida, rezaríamos mejor… yo creo que los salmos podrían ayudarnos a todo esto y esto es lo que intentamos. Y esperemos también que los que vienen, a su vez, sean testigos ante otros de esa riqueza de los salmos y de La Biblia para que esos otros puedan también leerlos en casa”.

Virginia R.L.