Hacia el Domingo…11 de marzo de 2018: «SEMANA DE SIEMBRA»

Mañana comienza una exposición de iconos bizantinos en el Seminario de Ciudad Real. ¿Qué tienen que ver los iconos antiguos con la vocación actual? Para la inauguración, todos serán invitados a rezar unas Vísperas bizantinas. ¿Existe alguna relación entre los cantos y oraciones de Oriente con nuestra sociedad española y su necesidad de sacerdotes?

El martes, el sonido y la belleza cambian de tono: en el antiguo casino, un grupo actual de música religiosa hablará y cantará desde una tradición muy occidental para hablarnos también de vocación. Brotes de Olivo nos invitará a acoger la belleza y a reflexionar “Desde otra clave”. Esta conferencia-concierto forma parte también de la Semana Vocacional con motivo del Día del Seminario. ¿Tienen que ver las canciones con la formación de los futuros sacerdotes de nuestras parroquias?

El miércoles le tocará el turno a la razón. Pasaremos de la música, de la belleza del arte, a la belleza del pensar. ¿Se puede razonar la vocación? ¿Tiene lógica la llamada de Dios en un tiempo en que la vocación se entiende como realización de las propias expectativas personales? ¿Existe una “teología de la vocación”? Y, al revés, el hecho de ser un pueblo vocacional, a la espera de la iniciativa de Dios, ¿qué implica a la hora de comprender la dinámica del cristianismo? ¿Qué es la fe que necesita la vocación de otros, su respuesta libre a las sugerencias de Dios?

Todos los creyentes somos invitados a recapacitar, a aportar: ¿le falta lógica a nuestros discernimientos? ¿Le falta teología a nuestra existencia cristiana? ¿Se pueden fomentar las vocaciones pensando la vocación?

El jueves, todo el Seminario se traslada a una parroquia, san Pedro, para unirse a la comunidad cristiana en su oración por las vocaciones. Entran al Seminario aquellos que salen de nuestras parroquias y familias movidos por la palabra de Dios. Dios quiere que sus regalos vocacionales sean también fruto de nuestra necesidad, de nuestras prioridades, de nuestro grito, de nuestra sed, de nuestra oración. ¿Necesita nuestra Iglesia de Ciudad Real sacerdotes? ¿Ama y valora la vocación? ¿La pide con hondura y urgencia?

Jesús mismo, en los comienzos del cristianismo, decía a sus discípulos: “La mies es mucha y los obreros, pocos: Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies”. Rezar es signo de que sabemos bien quién es nuestro Dueño y en quién radica la clave del futuro de las vocaciones.

En esta dinámica orante, el Seminario invita a todos los cristianos a realizar un ejercicio del Via Crucis el viernes, a las nueve de la noche. La Cuaresma y la vocación, el camino hacia el Calvario como lugar de vocación. En los evangelios, la llamada de Jesús es una invitación a subir con él a Jerusalén para compartir la misión que Dios le había encomendado. Las parábolas, los milagros, los gestos, las multitudes: todo es parte de un camino cuya meta está más allá, en la entrega total de la vida. Solo un cristianismo entendido como entrega, como Via Crucis real, podrá suscitar vocación.

Subiendo a Jerusalén, Jesús llamó a un joven muy decido y con inquietudes religiosas profundas. El joven “prometía”, pero la llamada quedó frustrada porque tenía muchos bienes. La riqueza fue compatible con su moral, pero no con la vocación.

En cambio, un ciego marginado al borde del camino, en las afueras de Jericó, se convirtió en uno de los últimos discípulos llamados en ese primer largo via crucis hacia Jerusalén. Fue sanado por Jesús, recobró la vista y encontró la fe: dejó el borde del camino y su miseria para ponerse a caminar, con los discípulos, tras las huellas del Maestro de Galilea en los últimos y trágicos momentos de su misión.

El domingo próximo, los padres de los seminaristas compartirán una jornada en nuestro Seminario. La familia es una de las claves de la posibilidad de la vocación.

Larga semana, paciente siembra. El lunes, día de san José, el Seminario abrirá sus puertas a todos los que lo quieran visitar. Es una institución de todos, lugar de vocación, de pregunta profunda y libertad sostenida.

Manuel Pérez Tendero